domingo, 5 de febrero de 2023

LAS SEMILLAS DEL MAL

 




Un cartel al lado de la puerta lo decía bien claro:

HERBARIUS  LOCUSTA

          REMEDIUM  OMNIBUS MALIS

    Y no mentía el anuncio del local en aquella discreta calle de Roma, cuyo nombre nadie recuerda. La que sí dejó su nombre escrito en la Historia fue la extraordinaria Locusta y sus remedios para todo tipo de males.

Había aprendido de su madre los sabios manejos de la botánica y al herbolario acudían gentes de todo tipo y condición.  Su nombre y la eficacia de sus recetas eran conocidos en toda Roma.  Para solucionar con rapidez problemas de herencia, infidelidades, amantes incómodos, enemigos políticos…, los remedios de Locusta eran infalibles.

    Trabajar en exceso, y con tanta eficiencia, fue su perdición: ella misma terminó condenada a muerte. 

Y esperándola estaba, cuando la fama de sus habilidades llegó a oídos de la emperatriz Agripina la Menor. La mujer del César la necesitaba con urgencia, ordenó excarcelar a la esclava y que la entregasen a su servicio. Así fue como Locusta pasó de vender remedios en la pequeña tienda, a dar servicios exclusivos a la élite imperial.

Del herbolario a cocinera del César fue un salto brutal en su carrera, que no la alejó de su condición de esclava. En la era de las traiciones y las intrigas, una habilidad tan exitosa no se podía desperdiciar en el estómago de cualquier fiera hambrienta.

    Pronto le llegó el momento de cocinar exquisiteces personalizadas por orden de la emperatriz. La señora proveía las viandas y Locusta les daba el tratamiento culinario con precisión. Sabido es, que las recetas más delicadas necesitan de la medida justa y la armónica combinación de todos los ingredientes. Tan equilibradas eran las comidas, que pasaban el filtro de los esclavos probadores. Comer un poco nunca sería un problema.

—Aquí tienes los mejores champiñones del Imperio para que cene esta noche mi esposo—indicó una tarde Agripina a su cocinera. —No olvides aliñarlos generosamente con esa salsa tan buena que solo tú sabes hacer.

Y eficaz fue, sin duda, aquel guiso de setas que Locusta preparó con esmero para el César. Las consecuencias del preciado alimento son Historia de Roma.

    Y de Claudio a Nerón, la trayectoria profesional de la esclava cocinera medró. Era maestra del oficio.

Nerón, paranoico excéntrico, no dudaba en sacarse de en medio a cualquiera que considerase un rival. En eso era de gran utilidad la sabiduría de su cocinera, siempre alentada por la madre del caprichoso emperador romano.

Había llegado el turno de eliminar a otro ilustre, que entorpecía las aspiraciones de Agripina para su querido Nerón. Británico, hijo de Claudio y Mesalina, era demasiado aficionado al vino caliente. Una noche, el impaciente hermanastro de Nerón bebió demasiado rápido y se quemó la lengua. Un sirviente  se apresuró a enfriarle el vino con el agua de la jarra que rauda le había acercado Locusta, tan servicial y detallista como de costumbre.

         El galeno concluyó: ataque agudo de epilepsia. 

                    Y a otra cosa, cocinera.

     En una época donde las sentencias de muerte justicieras no provenían del Tribunal, los ingredientes de las salsas de Locusta eran ejecutores lentos, insípidos y crueles. Otras veces, no. Se adaptaban las recetas a las necesidades perentorias del emperador.

    El Senado, harto de tantos excesos, ordenó infiltrar un espía entre los probadores de comida de los ilustres invitados por Nerón.

Livio era un joven apuesto de palabras dulces, que enseguida puso el ojo en la cocinera de carnes prietas y carácter agrio. Sospechaba que esa acidez de espíritu era la causa de los males, que casi siempre provenían de la cocina. La cameló cantándole cármenes en las cálidas noches de aquel verano, acompañado de una cítara. Cosa que agradaba a Nerón, que embelesado por la voz (y la belleza) del esclavo, se confió demasiado y permitió que cortejase a Locusta en los jardines, solo para poder contemplar al muchacho desde sus ventanales. Conocidas son las aficiones del tiránico emperador.

Locusta cayó en la red, porque el amor es ciego y la pasión impaciente.  Quizás por eso, en el ardor arrastró al muchacho a su rincón secreto. Al fin y al cabo, nadie sospecharía de los kilos de semillas de manzana que allí guardaba en sacas. Nadie, que no escudriñara la estancia  con ojos de espía, se daría cuenta de que molía las semillas en un rudimentario molino de piedra, ni de que guardaba el polvo logrado en las vasijas de barro.

Se dejó llevar por la pasión y se entregó a amar en cuerpo y alma al efebo, sobre la mesa de moler. Amor ciego y pasión arrebatada hacen bajar la guardia, pero el espía no desaprovechó la ocasión. Locusta yacía exhausta, extasiada por el olor a manzana ácida de las pepitas pegadas a su piel sudada. Sin darse cuenta, estaba aspirando los restos esparcidos por la mesa del polvo mágico de sus salsas.  Livio no se entretuvo a contemplar la muerte de la cocinera, y se apresuró a salir del cuarto con una muestra del polvo de semillas.

Una vez más, las manzanas determinando la Historia.

    Cuentan que Locusta terminó muerta por sentencia, devorada por una fiera. Bien que se han cuidado de no desvelar la química mortal que anida en el corazón de las manzanas. Esas inocentes semillas, en la cantidad precisa, son una potente dosis de cianuro capaz de causar la muerte de cualquiera.


                                                           © Carmen Ferro.   



62 comentarios:

  1. Es curioso que una mujer, que era la envenenadora imperial, haya caído por un sincero enamoramiento, por una verdadera atracción. Fue la emoción humana y no su ambición, su condición letal, la que la hizo caer.
    Bien contado.
    Un abrazo.

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    1. Gracias por el comentario, Demiurgo. Las emociones mal encauzadas no son recomendables. Ni aunque sean nobles, menos aún las malintencionadas.
      Un abrazo.

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  2. Hola Carmen. un relato en el que nos habla de la muerte y el amor, muy bien narrado. Locusa sin duda subió a los cielos varias veces y murió por amor y por sus venenos. Buena semana. Un abrazo.

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    1. Gracias, Ainhoa. Quizás a Locusa le llegó la muerte de la forma más inesperada.
      Un abrazo.

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  3. Dicen que no comer almendras, no comer las pepas de la manzana, no comer las pepas de la uva..... ahora veo el porque. Mordi una de las semillas de manzana a ver a que sabian de todos modos tentado por la historia.....

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    1. Hola, Jose. Qué gracia que hayas probado las semillas de manzana... Es cierto que son venenosas, pero para ser nocivas hay que comer una buena cantidad. Por si acaso no te excedas...

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  4. Un relato magnífico que respira en su estilo la época imperial. Locusa, antes de ser llevada a palacio también curaba y con unas hierbas hacía de buena celestina. Era su oficio, por qué debía temer enamorarse? Siempre se mantiene alguna inocencia en el fondo del alma. Lo tremendo es como los nerones y sus espías saben aprovecharse de eso. Un abrazo

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    1. Gracias, Juana. Probablemente Locusa también haya utilizado las bondades de las plantas para lo bueno, pero la verdad es que pasó a la Historia por los personajes que han muerto a causa de sus venenos.

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  5. Hola Carmen, una hermosa historia muy bien contada, un placer leerla.
    Tremendo era vivir en esas épocas donde el que molestaba sucumbía por la culpa de algún alimento o polvillo muy bien preparado, me quedé sorprendida por el secreto que encierran las semillas de manzana.
    Un abrazo.
    PATRICIA F.

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    1. Gracias, Patricia. Poder y ambición son un cóctel peligroso. También me sorprendió cuando me enteré de esa cualidad química oculta en el corazón de las manzanas.
      Un abrazo.

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  6. Qué buen relato, Carmen. Me ha gustado muchísimo. Muy bien ambientado y muy bien tejida la historia. La referencia final a las manzanas determinando la historia me ha parecido estupenda. Felicidades y mucha suerte.

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  7. Las manzanas, siempre tan misteriosas, provocadoras y letales. Hay tanta literatura sobre ellas que creo que nunca acabaríamos! Ja, ja! Me ha gustado mucho la época histórica en la que has situado tu relato y la protagonista, una esclava con valiosas habilidades! Un abrazo!

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    1. Gracias, Marifelita. Cierto, la manzana es una fruta con mala prensa.
      Un abrazo.

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  8. Hola, Carmen:
    Tras haber leído tu relato tengo que reconocer varias cosas:
    Me gusta tu cuento, ameno y didáctico.
    Me gusta leerte.
    Me gustan los amores ciegos y las pasiones impacientes.
    Me gustan las manzanas, muchas veces como sus pepitas.
    Un abrazo, Carmen.

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    1. Gracias por tu amable comentario en verso, Nino. Me gusta la poesía.
      Un abrazo.

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  9. Hola, Carmen, pues no sabía eso de las manzanas, y mira que a mí me encantan, aunque tambien suelen estar en grandes historias como un cebo con el que llevarse a alguien por delante.
    Vaya historia que te has marcado, con sabor de las mejores novelas históricas, y un recorrido que ya quisieran para tu protagonista. Al final, siempre hay que ocultar la verdad, que si no nos enteramos de cómo se mueven los hilos y ya no es tan guay para los de arriba, je, je.
    Fantástico relato, Carmen.
    Un abrazo!

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    1. Muchas gracias, Pepe. El poder y la información siempre manipulan los hechos a su favor desde hace siglos.
      Un abrazo.

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  10. Hola Carmen. Una ambientación histórica excelente y muy bien relatada para este cuento que trata sobre un personaje real cuya historia desconocía. El arte que la encumbró hasta la corte imperial fue también su perdición y su condena. Ese final en el que la envenenadora sucumbe al amor y es traicionada es tu original aporte a la historia, pues según he leído, no está claro como murió Locusta más allá de que fue ajusticiada. En cualquier caso siempre es mejor morir envenenada por las semillas de manzana que violada por una jirafa como cuenta la leyenda. La manzana, como bien dices, es siempre ese fruto maldito al que se achacan tantos males. Muy buen trabajo. Un abrazo.

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    1. Muchas gracias, Jorge. Precisamente, como no está claro el final de Locusta, me permití darle una muerte más amable que la que cuenta la leyenda.
      Un abrazo.

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  11. Pero que bonito escribes saludos y suerte

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    1. Muchas gracias tu bonito comentario, recomenzar.
      Un saludo.

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  12. Podría decirse que Locusta probó una cucharada de su propia medicina. Me gustó mucho el relato. Mucha suerte en el concurso. Un saludo.

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  13. Me ha encantado tu relato, desde ese título tan bien modificado a conveniencia hasta ese final tan inquietante ¿En verdad las semillas de las manzanas son venenosas?
    Muy bien contado con sabor imperial, y muy bien tramado con amores, traiciones, envenenamientos y probadores de alimentos. Aún hay quien hace eso mismo en nuestros días... y no quiero nombrar a nadie.
    ¡Suerte en el reto del tintero!

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    1. Muchas gracias, MJ. En cuanto a las semillas de las manzanas, puedo decir que una profesora de química me ha confirmado que es verdad. Pero habría que ingerir mucha cantidad para que sean nocivas. Por si acaso, yo siempre las deshecho.

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  14. El conocimiento documentado puesto a disposición de la historia ¡y qué historia, Carmen!, con una trama de vértigo.
    ¡Estos romanos están locos!, que diría el buenazo de Obelix.
    Trabajazo, Carmen. ¡Enhorabuena!

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    1. Gracias, Isabel. Obelix tenía toda la razón, algunos han sido unos indeseables.
      Un abrazo.

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  15. Por cierto, debo ser la única persona que odia las manzanas en todas sus variantes y formas, así que no me extraña nada lo de sus semillas envenedadoras :)

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    1. Pues a mi me sucede todo lo contrario. Y en tarta me rechiflan :)

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  16. Gracias, David. Participar siempre es un ejercicio satisfactorio que nos anima a progresar.
    Un abrazo.

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  17. Lo que has dejado claro en esta "introhistoria" es que el pobre nunca ha de ponerse al servicio del poderoso, siempre y cuando, claro, lo pueda evitar. siempre será utilizado para fines impropios o será manipulado vilmente.
    Fue Locusta quien fue ejecutada de manera atroz, según se cuenta. Tú le diste un final más amable y placentero en los prolegómenos.
    Un abrazo, compañera.

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    1. Gracias, Francisco. A Locusta no le quedaba opción, al fin y al cabo era esclava, pero a día de hoy la esclavitud ha cambiado de formato.
      Un abrazo.

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  18. Hola, Carmen! Me ha gustado mucho tu relato ambientado en la antigua Roma, con ese intrigante personaje de Locusta como hilo conductor. Suerte y un abrazo!

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    1. Gracias, Beri. La Historia es un buen caladero para pescar personajes. Y el oficio de Locusta siempre me ha fascinado.
      Un abrazo.

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  19. Hola... por mas mala fama que le sigan endilgando a las ricas manzanas me siguen gustando un montón. Así que Locusta al hoyo y yo al meollo, ja ja.. Excelente e histórico relato en el que vemos como el amor, desde a antigua roma, puede ser premio o instrumento de castigo... Me ha encantado.. ¡Saludos!

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    1. Gracias, Octavio. Las manzanas son sanas, con tal que no te pases comiendo semillas, y harían falta muchas para morir de amor a las manzanas.
      Un saludo.

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  20. Hola, Carmen. Vaya, vaya con la manzana. Debe llevar dentro el pecado original. Según la Ley del talión y la biblia, quien a hierro mata a hierro muere, así que se cumplió la sentencia. El relato me ha gustado. Tanto el estilo como la historia. Un abrazo.

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    1. Gracias, Isan. Tienes razón, la protagonista merecía morir con su propia medicina.
      Un abrazo.

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  21. Qué buen relato Carmen!! Cuando era niña y me enteré de lo del cianuro en las pepitas no volvía a comer una manzana bocados por un tiempo jajaja Ahora ya sí que lo hago, pero durante años estuve cortando las manzanas a trozos por si acaso.
    Casi me da pena que muera, al fin y al cabo era su trabajo. Al ser esclava, qué le iba a hacer? Si quería sobrevivir, tenía que usar sus artes de la manera que la dueña ordenara.
    Tengo ganas de leer más relatos tuyos, buena suerte en el concurso!!
    Un abrazo :)

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    1. Muchas gracias, Teresa. Es muy halagador que digas que te gustaría leer más de los cuentos que escribo. Anima a progresar en el oficio.
      Un abrazo.

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  22. Hola Carmen.
    Locusta tenía remedio para todos los males, pero cuando el amor se cruzó en su camino, no hubo remedio que valga.
    Es gracioso porque de chica me enteré de lo de las pepitas de manzana y me volví maniática de diseccionarlas para no comer ni una pepita. ¡Si alguien me hubiera explicado la cantidad necesaria para que te provocaran la muerte, me habría ahorrado bastante tiempo!
    Me gustó tu relato. Una ambientación histórica excelente y muy bien escrito, sobre un personaje real que murió por hacer bien su trabajo. ¡Paradojas del destino!
    Un abrazo.

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    1. Muchas gracias, Trujamán. Alguna que otra habré comido en la vida, años he estado desconociendo esta cualidad de las semillas de las manzanas.
      Me alegra que te haya gustado esta historia.
      Un abrazo.

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  23. Vaya, vaya, vaya... Si Locusta hubiese limpiado la mesa antes de semillas y polvillo.
    Yo iría en busca del mancebo espía, porque ya es mucha casualidad.
    Relato que me ha mantenido expectante de principio a fin, bravo.

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    1. Queda patente que las prisas no son buenas consejeras. Muchas gracias por tu comentario, de la Flor.
      Un abrazo.

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  24. Hola, Carmen. Una historia que despierta interés desde el principio. Mantienes muy bien la intriga en este ascenso y caída de Locusta. Además, está muy bien narrado.
    Mucha suerte en el concurso.
    Un abrazo.

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  25. Hola Carmen , que historia tan interesante, esa cocinera cayó en su misma trampa y el amor fue su sepultura.
    Conocía lo de las semillas de las manzanas , aunque como tu muy bien dices hay que comer muchas para que haga efecto el cianuro. Las manzanas siempre haciendo de las suyas je je je
    Un abrazo compañera
    Puri

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    1. Hola, Puri. Pues yo me enteré hace poco de esto y he comido muchas manzanas. Ya sabes que en nuestra tierra no hay huerto sin manzano.
      Un abrazo, paisana.

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  26. Estupendo relato, Carmen.
    Una historia muy bien narrada sobre un personaje que existió realmente. Me ha encantado que utilizaras las manzanas como origen de los crímenes.

    Mucha suerte en el concurso.

    Un abrazo.

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    1. Muchas gracias, Estrella. Me alegra que te haya gustado el germen del cuento.
      Un abrazo.

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  27. Hola, Carmen. Vaya relato nos traes en esta ocasión. Aunque en tu relato no solo Locusta es el personaje excéntrico pues con Agripina y Nerón hacen un trío de muerte.
    Me ha gustado un montón. Felicidades.

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    1. Muchas gracias, Bruno. Han sido tres buenas piezas, desde luego. Dos con poder y una con saber.
      Un abrazo.

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  28. Carmen un buen relato como medio la manzana prohibida. A mi me encanta las manzanas , menos mal que no me como las pepitas. Suerte en el tintero. Un abrazo

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    1. Gracias, Mamen. Quizás la manzana sea la fruta más protagonista en las historias de nuestra cultura.
      Un abrazo.

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  29. Hola, Carmen. Vaya con las pipas de manzana, se ve que hace falta comer un saco de manzanas, menos mal que yo solo de una en una.
    Muy buena ambientación la de tu relato y esa turbulenta época le da un contexto en bandeja de oro más que de plata.
    Saludos y suerte.

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    1. Muchas gracias por tu generoso comentario, JM.
      Un saludo.

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  30. Hola, Carmen. Me ha gustado mucho la ambientación y el lenguaje del relato que nos trasladan, ciertamente, a la antigua Roma. Muy buena aportación al reto, no fue cauta en su trabajo y la segunda vez perdió la vida, se dejó atrapar pensandose, tal vez, que nunca la podrían descubrir. Pero hay del amor, la pasión... la necedad.
    Saludos

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    1. Gracias, Jose. Menos mal que existen las pasiones, para bien y para mal.
      Un saludo.

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