Las Damas Meigas son parte esencial de la Mitología de Galicia. Hay tantas como leyendas existen sobre ellas. En tan pocas palabras, intentaré mostrar a dos Damas poco conocidas que, según la leyenda, habitan en el Camino de Santiago, cerca del río Miño.
A GATA BRANCA Y ANA MANANA
La Dama felina otea majestuosa desde su atalaya de piedra. Por la senda sube un caminante.
Salta de alegría.
— ¡Estamos
de suerte, Ana. Viene un hombre, joven y solo!
Sabe que será la presa perfecta. Lleva siglos
viendo llegar peregrinos al final de la cuesta, sedientos y cansados. Encuentran
el paraíso en el manantial cristalino que brota de la roca, bajo la sombra acogedora de un roble
centenario.
El joven
bebe y se sienta bajo el árbol. Saca del zurrón la comida sin fijarse en la gata, hasta que escucha el meloso maullido a su
lado.
Blanca
ronronea, mansa en la caricia. Su pelaje,
suave y lustroso, encandila al peregrino.
—Bien debes cazar para estar así de grande, minina.
Tras el
reposo, el hombre se acerca a la fuente y llena el calabacino de agua fresca.
Si la gata
hablase, le contaría la historia que guarda esa piedra. Ana Manana pecó de
curiosa y abrió el paquete que un joven viajero
le confió en custodia. Al regreso, descubrió la traición y la maldijo. La hermosa Dama lleva siglos ahí encerrada,
derramando un manantial constante de lágrimas.
La consuela
Gata Branca, ejecutando venganza por ella.
¿Quién se fiaría de una gata que camina sobre las patas
traseras apoyada en la cola como en un bastón?
Él no debió
hacerlo. La minina se enredó en sus piernas, perdió el equilibrio y rodó barranco abajo
hasta llegar al río.
La garra felina marca otra muesca en el roble
y el manantial desborda alegría.
© Carmen Ferro.
Hola, Carmen. Pues no sabía de esta leyenda de las damas meigas y me ha encantado conocerla. Un micro precioso atravesado de misterio y de venganza. Me ha gustado muchísimo.
ResponderEliminarHola, Marta. Todas las culturas son ricas en leyendas. La oportunidad que tenemos de contarlas en este reto es un regalo para poder compartirlas y conocerlas.
EliminarAgradezco que nos hayas propuesto este tema tan interesante. Aún me quedan por leer la mayoría de las historias publicadas, pero poco a poco me acercaré a conocerlas todas.
El reto está siendo un éxito. Muchas gracias.
Hola Carmen menuda pareja de dama y minina, muy peligroso es el camino y los que en el habitan. Enhorabuena por el relato.
ResponderEliminarMuchas gracias, Ainhoa. El Camino es delicioso y sufrido. Damas buenas también hailas.
EliminarPor la edad ya no sirvo de víctima para ellas, o sea que en cualquier momento me apunto a visitarlas.
ResponderEliminarBuen relato.
Un abrazo.
No dejes de venir, Macondo. Serás bien recibido.
EliminarUn abrazo.
Hola Carmen, no conocía esta leyenda, mito de las Damas... Me recordó mi gatito blanco ya fallecido. Mejor no pasar por ese camino no sean que las Damas se enfaden, un placer leerte. Abrazos
ResponderEliminarHola, Nuria. Afortunadamente los gatos son mejores que esas Damas de leyenda. Lo recomendable es pasar por el Camino sin dejarse engatusar.
EliminarUn abrazo.
Ahora que lo pienso -he hecho el Camino, sin perdonar ni una fuente- jamás encontré gatos. Perros muchísimos, gatos ni uno. Me ha gustado mucho el micro.
ResponderEliminarGracias, Guille. Seguramente has disfrutado de una grata experiencia.
EliminarOstras! Me ha encantado el relato y la leyenda! No la conocía! Menudas son las Meigas, Ja, ja! Un abrazo!
ResponderEliminarGracias, Marifelita. Como se suele decir: habelas hailas...También las hay buenas y generosas.
EliminarUn abrazo.
Hola Carmen, cuántas historias emanan por las piedras de ese camino. Una gata que da alegría de la forma más perniciosa. Manantial y minina. Da que pensar en la próxima excursión. Un abrazote
ResponderEliminarHola, Emerencia. Esta tierra es una fuente inagotable de leyendas. Con no confiarse demasiado es suficiente.
EliminarUn abrazo.
Me ha encantado esta leyenda y tu delicada manera de narrarla. Felicidades.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias por este comentario, Estrella.
EliminarUn abrazo.
Curiosa y desconocida leyenda Gallega. Hay que desconfiar de las gatas melosas, que esconden las uñas afiladas.
ResponderEliminarAunque muchas gatas Anas deberían haber para mitigar el dolor ocasionado por tanto lobo disfrazado.
Un abrazo, Carmen.
Tu comentario es muy sabio, Francisco.
EliminarUn abrazo.
No sabía yo de esas damas que se pude uno encontrar por el camino. Habrá que tenerlas en cuenta. Yo, desde luego, como vea un gato blanco saldré por patas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola, Kirke. Eso que la mala fama la tienen los gatos negros...
EliminarUn abrazo.
Bonita leyenda y bonito relato para mostrarla. Esa forma de narrarlo que parece que el narrador nos cuenta lo que ve nos hace adentrarnos en la historia vivirla desde dentro. Un poco peligroso ese camino para ir solo, ¿no?
ResponderEliminarUn placer leerte
Muchas gracias, Jose. El joven que camine solo más le vale que no se deje engatusar.
EliminarDa gusto encontrarse con estas leyendas, y al igual que nuestro compañero, tu paisano Jorge, nos traes a Galicia, sus caminos, bosques y fuentes con las dos gatas misteriosas y, al parecer, míticas.
ResponderEliminarComo siempre, Carmen, muy pero que muy bien escrito.
Muchas gracias por valorarlo, Isabel. Galicia, tierra de encanto. Como muchas otras de este planeta nuestro.
EliminarUn abrazo.
Desconocía totalmente la leyenda, pero me ha encantado. De ahora en adelante, me cuidaré de trabar amistad con cuanto gato me sale al paso. Adoro los gatos, pero a veces esconden deseos de venganza. Me ha encantado tu relato.
ResponderEliminarUn beso.
Me alegra que te haya gustado, Rosa. Sigue adorando a los gatos. Eso sí, sin confiar demasiado en los que desconoces.
EliminarUn beso.
que buen relato, y que bien hilvanado. estas dos meigas ¿siempre van juntas, en la tradicion? La gata andando a dos patas y media debe dar un yuyu de aupa.
ResponderEliminarme ha encantado
abrazo
Gracias, Gabiliante. Las dos Damas Meigas tienen su propia leyenda independiente. Las he reunido en este micro porque tienen en común el Camino de Santiago. Digamos que hice un pack de dos.
EliminarUn abrazo.
Estupenda y desconocida leyenda, Carmen, mira que seguro que la gata también quería quedarse con la ración de pulpo con grelos que llevaba el peregrino en algún táper, qué golosa y malandrina.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Carles. Te aseguro que entre mis recetas con pulpo nunca se me ha ocurrido mezclarlo con grelos. Tomo nota para experimentar, no vaya a ser que la gata tenga razón.
EliminarUn abrazo.
Hola Carmen. Un relato muy bien escrito, en el que nos traes una leyenda de nuestra tierra Gallega que no conocía. Entiendo que Ana fue en su día una dama de carne y hueso, mientras que Gata Branca es su alter ego ejecutor de la venganza en cuanto peregrino se le acerca. Muy bella leyenda, aunque con su punto trágico. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias, Jorge. Es cierto que no hay mucha información sobre As Damas Meigas y sus leyendas. Hace años en el Faro venían fichas con una colección interesante de ellas. Las tengo guardadas como un tesoro y de ahí me inspiré para este cuento.
EliminarNo todas son perversas, la Dama de Castro es generosa y encontrarse con ella es un privilegio.
Sabia es curandera que conoce todas las hierbas...
Ya sabes, habelas hailas y de toda condicción.
Un abrazo.
Hola, Carmen. Creo que no voy a hacer el camino de Santiago, al menos sortearé el Miño si es posible. Me ha encantado. Es uno de esos múltiples mitos y leyendas que encuentras en todas partes y que animaban las noches alrededor de la hoguera. Un abrazo.
ResponderEliminarHola, Isan. Camina sin temer, eso sí, no te fíes nunca de cualquier gato que camine erguido sobre las patas traseras. Me alegra que te haya gustado el cuento.
EliminarUn abrazo.
Me ha encantado esta historia de meigas. Estas leyendas suelen atrapar al lector curioso que, aun sieado un descreído como yo, le gustan las historias fabulosas fruto de la cultura popular.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Josep. Este reto está siendo una delicia para los que nos gustan las leyendas de la cultura de los pueblos. La participación es diversa y dispersa, por lo que estamos conociendo muchas leyendas fabulosas.
EliminarUn abrazo.
Hola, Carmen:
ResponderEliminarSiento curiosidad por los relatos gatunos, como buen minino; pero, ante todo, siento debilidad por los relatos bien escritos y el tuyo lo es.
Gracias por compartir esta versión unificada y personalizada de ambas leyendas.
Un abrazo, Carmen.
Gracias a ti por venir a leerlo y comentarlo, Nino.
EliminarUn abrazo.
Hola.. les aseguro que si veo en el camino un gato que me sigue caminando en dos patas, y usando la cola de bastón, el animalito va a tener que mover muy rápido sus dos patitas para alcanzarme.. ja ja... excelente y educativo este relato sobre estas leyendas de Galicia..
ResponderEliminarTienes razón, Octavio. Ver el peligro a tiempo es una ventaja. Gracias por tu comentario.
EliminarUn saludo.
Soy fan de los gatit@s, tal vez también hubiera picado como el peregrino... Desconocía a las Damas Meigas, y me ha encantado conocerlas a través de tu delicada y hermosa pluma. Felicidades, Carmen. Un placer leerte.
ResponderEliminarSaludos!
Muchas gracias, Mila. Como ya he comentado anteriormente, en esta ocasión el reto nos está ilustrando de las muchas leyendas que hay en todas partes. Y es una maravilla lo que estamos descubriendo.
EliminarUn saludo.
Qué impresionante leyenda. Da hasta miedo. Lo has narrado de maravilla.
ResponderEliminarUn abrazo
Muchas gracias, Volarela, por este generoso comentario.
EliminarUn abrazo.
¡Hola, Carmen! Pienso que el mayor regalo de nuestros ancestros son los refranes y los mitos. En ellos nos trasmiten la sabiduría de sus experiencias, alertándonos y aconsejándonos sobre la vida. Como en este caso. El verdadero peligro no es que se nos presenta de frente, lo vemos venir y pondremos los medios para sortearlo. Pero el que no vemos venir, el que se presenta disfrazado de una adorable gata como en este caso, es el más peligroso por cuanto nos pilla con la guardia baja y totalmente desprevenidos. Estupenda leyenda la que nos aportas al reto. Un abrazo!
ResponderEliminarHola, David. Es verdad, estamos hechos de las leyendas que nos han enseñado desde el principio de los tiempos, es nuestra memoria colectiva. Quizás se está perdiendo un poco con tanto filtro al pensamiento, se confunde moraleja con moralina.
EliminarUn abrazo.
Hola, Carmen, al final la curiosidad mato al gato, o en este caso fue al revés, je, je. Vaya mito más potente, y sabiendo de dónde viene aún más, no solo por el camino en sí, sino por la zona, un lugar mágico con el concurrido ir y venir de peregrinos, culturas y aventurillas. Genial el aporte, Carmen.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo!
Gracias, Pepe. Pena que solo hayamos tenido 250 palabras para contar la historia. Todos nos hemos quedado con partes interesantes en el tintero.
EliminarUn abrazo.
Hola, Carmen, la mitología Gallega es rica en leyendas, esta no la conocía. Estupendo relato. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias, Lola. Cierto es que la cultura gallega es un manantial inagotable de leyendas. Trascienden las más tópicas, por eso he querido mostrar estas menos conocidas.
EliminarUn abrazo.
Hermosa leyenda, Carmen. Narrada con gran estilo y belleza. Un abrazo
ResponderEliminarGracias por el comentario, Mirna.
EliminarUn abrazo.
Hola, Carmen, no conocía esta leyenda, pero la verdad que me ha impresionado. El poder del gato en la brujería se repite en mil historias. No las crees, pero, por si acaso, cruzas los dedos.
ResponderEliminarUn abrazo!
Hola, Maria Pilar. Es cierto que los gatos tienen su parte de misterio en muchas historias. Algunos tienen mirada enigmática, sobre todo los que tienen la suerte de vivir a su aire.
EliminarUna abrazo.
Hermosa leyenda, Carmen. A cuidarse de las gatas en el camino. Un abrazo
ResponderEliminarSiempre hay que caminar con tiento, por si acaso nos engatusan. Un abrazo, Mirna.
EliminarAleluya!!! Ya casi llegando a fin de mes, y recién puedo entrar a tu blog. Mi abuela decía que nadie creía en as Meigas, pero por supuesto que las hay. Yo, por el contrario creo que casi todo el mundo cree en ellas, y muchos de nuestros compañeros parecen dispuestos a evitar el Miño por si acaso. El relato es precioso. Fue unplacer poder leerte por fin. Un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias por acercarte y comentar, Juana. Nunca es tarde, todos tenemos nuestras tareas y somos muchos los que participamos. También yo voy a los pocos visitando los blogs de los compañeros. Los relatos ahí están esperando el momento para ser leídos.
EliminarUn abrazo.
Carmen, qué micro tan encantador, a pesar de lo cruel y triste de la historia, tu forma de narrar la hace tierna, con esa gata tan melosa y ese caminante tan confiado y cariñoso, el final sorprende, aunque se adivina que no iba a ser feliz para el caminante, ja, ja.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias por este comentario tan generoso, Harolina.
EliminarUn abrazo.
¿Qué es más peligroso? Aquello que tiene una apariencia temible, siéndolo también. ¿O quien usa su apariencia encantadora para tender una trampa?
ResponderEliminarUn abrazo.
Sin duda, Demiurgo, son más peligrosos los que se disfrazan de encantadores y no se les ve venir.
EliminarUn abrazo.
Hola Carmen.
ResponderEliminarNo conocía esta leyenda de las Damas Meigas. ¡Qué bien que la has traído a este espacio! Me gusta descubrir estos mitos y el tuyo está muy bien hilado. Un placer leerte.
Abrazos
Muchas gracias, Trujamán. También me fascinan las leyendas de la mitología de todas las culturas.
EliminarUn abrazo.
Hola, Carmen. Estoy conociendo un montón de mitos de los que no tenia ni idea. Me ha gustado el cuento. Es tierno , pero a la vez cruel en su final. Como muchas historias de la mitología.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Pedro. Me sucede lo mismo. Este reto es una ventana abierta a los mitos de este universo compartido.
EliminarUn abrazo.
Hola, Carmen. Vaya con la gata, tan ladina como asesina, de tu historia. Seguro que algo de verdad habrá en el relato que lo de atravesarse entre las piernas es muy propio de ellos.
ResponderEliminarSaludos.