Odiaba el mal olor del hospital, pero entrar en aquella habitación y percibir a mi madre por encima de todas las cosas, me devolvió la calma.
Solté la mano de papá y me acerqué a darle
el ramo de rosas. Mamá ya olía distinta, sin embargo, en su abrazo estaba la
ternura de siempre y sus besos seguían sabiendo a gloria.
Estrechó
mis manos en la caricia y las guio hacia el bulto que tenía en el regazo.
—Esta es tu
hermanita Elisa. Vamos a conocerla con mucho cuidado, mi cielo, es una niña muy
pequeña y necesita que seas delicado con ella.
Y
con la yema de mis dedos la dibujamos despacio.
—Aquí tiene la boca—me decía— y este botoncito
es su nariz. Los ojos ahora están cerrados, ¡es una dormilona!
Mamá
la mostraba con una dulzura infinita, paseando la mano por la maravillosa piel
recién nacida de mi hermana. ¡Qué olor tan delicioso! Aún recuerdo la emoción al
sentir sus diminutas manos en las mías y el tacto de la cabecita, suave como el
pelo de nuestro gato.
Yo
sonreía feliz. Ella, de pronto, lloró. Su llanto me recordó el maullido de Ron,
pero mi niña era una fruta dulce, con la piel calentita y tierna como el pecho
de mamá.
Entonces
solo tenía seis años y desconocía muchísimas cosas, que también aprendí paseando
los dedos despacio. Esa vez acerté de pleno:
— ¡Elisa es un melocotón!
Yo también creo que el resto de los sentidos permite a un invidente ver quizás con más clarividencia a las personas. Me ha encantado!
ResponderEliminarHola, Baile. Los videntes aprendemos el mundo principalmente a través de la vista y el oído. Al plantearme el reto, me imaginé en la piel del niño invidente, que debe aprenderlo todo con los demás sentidos. Y así me resultó más sencillo.
Eliminar¡Hola, Carmen! ¡Qué ternura de relato! Me ha encantado sobre todo la naturalidad con la que los personajes llevan la ceguera de la pequeña, cómo esta es perfectamente capaz de usar el resto de sentidos, en realidad, los que más recordamos y nos unen de manera más estrecha. Oler, tocar, escuchar... son más que suficientes para recibir a su hermanita Melocotón. Estupendo aporte. Un abrazo!!
ResponderEliminar¡Hola, David! El reto que nos has planteado no es fácil, así que imaginé cómo se sentiría un niño pequeño que no puede ver a su hermanita, y narrar ese momento inolvidable que sentimos al conocer a un nuevo miembro de la familia recién llegado al mundo.
EliminarUn relato dulce y sensible que me ha emocionado, Carmen. Un acierto haber comparado a la pequeña Elisa con un melocotón de piel aterciopelada y olor dulcísimo. ¡Enhorabuena, Carmen!
ResponderEliminarMuchas gracias, Tara. He intentado transmitir la emoción del momento y me alegra que te haya llegado. Un bebé es, casi siempre, un melocotón.
Eliminar¡Qué bonito, Carmen! Pura ternura. Me ha encantado.
ResponderEliminarGracias, Marta. Donde pongamos un bebé la ternura aflora.
EliminarPrecioso. Con la perfecta ternura de un niño criado con amor. Felicidades
ResponderEliminarGracias, Juana. El amor es la base que ayuda a superar casi todas las dificultades.
EliminarHola, Carmen.. Ya te lo han dicho: tierno. dulce, sensible... Una idea estupenda , un en foque distinto y una narración impecable hacen un magnífico relato.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Isan. Es cierto, plantear la historia desde la percepción de un niño me ha facilitado el relato.
EliminarUn abrazo.
Pura dulzura. Un momento en la vida que seguro es imborrable. Un abrazo, Carmen
ResponderEliminarHola, Mirna. Una nueva vida siempre es un momento inolvidable y los bebés son pura ternura. Un abrazo.
EliminarQué preciosidad de relato, Carmen. Qué tierno y qué bien escrito. Transmite muy bien esa sensación de que cuando no se dispone de la vista, el conocimiento puede ser más profundo. Nos limitamos a mirar y nos perdemos muchos matices.
ResponderEliminarUn beso.
Gracias, Rosa. El planteamiento del reto me parecía un desafío difícil, hasta que visualicé esta escena y la intenté percibir sin ojos.
EliminarUn beso.
¡Wow! Me ha conmovido la sensibilidad con la que narras esta historia tan sencilla y especial al mismo tiempo. Consigues emocionarnos con la forma que tiene la niña de conocer a su hermana. Muy logrado. ¡Enhorabuena!
ResponderEliminarMuchas gracias, Matilde. Me alegra de verdad que se perciba la emoción en el texto, en este caso entonces logré el objetivo.
EliminarUn abrazo.
Hola Carmen, su bebé melocotón, me sabe a cuento, es dulce, tierno, suave, jugoso con ganas de apretarle los mofletes, siempre que esté recién lavado jeje. La familia es un regalo. Gracias. Un beso.
ResponderEliminarEso es, Eme. ¿Qué decimos cuándo vemos a un bebé tierno? ¡Me lo comería! Y el hermanito lo supo enseguida.
EliminarUn beso.
Qué relato más conmovedor! Se percibe el amor de unos padres que han hecho lo posible por que su hijo no fuera ciego, porque aunque no viera, percibía las cosas mejor aún.
ResponderEliminarMuy bueno!
Un abrazo y feliz año!
Gracias, Pepe. El amor siempre ayuda a facilitar la vida, más aun en las adversidades.
EliminarUn abrazo y feliz y saludable año.
Ya de entrada, el apelativo "melocotón" que le atribuye la narradora en primera persona, en esa etapa infantil, describe muy bien la ternura con la que recibe el nacimiento de su hermanita.
ResponderEliminarToda la historia flota dentro de esta dulce atmósfera infantil donde las sombras desaparecen para dar lugar a la ternura.
¡Felicidades!
Un beso, Carmen.
Hola, Estrella. Cuando intenté ponerme en la piel de un invidente de nacimiento, procuré huir del drama; he conocido personas con limitaciones físicas que me han dado lecciones de positividad. Y qué mejor que la infancia para expresar un relato desde la ternura. Me alegra sinceramente que te guste el resultado.
EliminarUn beso.
Muy tierno tu micro, se puede oír la voz de esa niña hablando sobre como ve ella a su hermanita y la compara con un melocotón gracias al tacto de su piel.
ResponderEliminarUn niño invidente aprende gracias a otros sentidos que suele tener mucho más desarrollados como en este caso el del tacto.
Muy bonito Carmen
Un abrazo
Puri
Hola, Puri. Es cierto, la falta de un sentido tan esencial como la vista obliga a agudizar otras formas de percibir la realidad. Y la ternura en una historia tan entrañable fluye sola.
EliminarUn abrazo.
Un relato precioso, Carmen, dulce y tierno como un melocotón. Te ha quedado un micro redondo.
ResponderEliminarUn saludo.
Gracias, Bruno. La verdad es que enfocar la narrativa con el símil del melocotón, ayuda a contar la historia del complicado desafío que nos propone este reto.
EliminarUn saludo.
Hola, Carmen.
ResponderEliminarQué dulzura de relato. Es muy bonito y enternecedor. Preciosas las emociones que desprende, el amor.
Un saludo.
Hola, Irene. La situación del personaje es potente emocionalmente. Fluye con facilidad la ternura y el sentimiento de protección, ante un niño con una limitación esencial.
EliminarUn saludo.
Te has pasado, en el buen sentido, con la ternura de tu relato Carmen. Esa toma de conocimiento a través del tacto y los olores está muy logrado, con los ojos del corazón y las manos de la niña. Bien expresado y sin empalago, directo y sincero. Saludos 🖐
ResponderEliminarMuchas gracias, JM Vanjav. Me alegra haberte transmitido la historia con empatía y positividad.
EliminarUn saludo.
Había que escribir sin un sentido, pero has logrado que sintamos todos. ¡Felicidades!
ResponderEliminarQué bonito lo que dices, RR_misterio ¡Muchas gracias!
EliminarUn hermoso relato, lleno de frases sugerentes y palabras que evocan olores y sensaciones como las viviría una persona sin visión. Creo que has logrado algo muy bueno y muy tierno con tu relato. Saludos.
ResponderEliminarGracias, Ana por tu generoso comentario. Sinceramente, estoy satisfecha si he logrado, que en un texto tan corto, los lectores perciban lo que quería contar.
EliminarSaludos.
Qué preciosidad de relato. Dulce como ese melocotón que es la hermana del protagonista.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola, Macondo. Gracias por leer y comentar.
EliminarUn abrazo.
Una historia muy tierna. Me agrada la forma en que el niño puede descubrir el mundo y su familia se lo muestra, sin problemas. Buen relato. Un abrazo.
ResponderEliminarHola, Cyn. Casi siempre es la familia la que nos enseña los primeros pasos, con paciencia y con afecto. Me alegra que te guste el relato.
EliminarUn abrazo.
Tu relato me ha arrastrado a través de fragancia de nenuco entre polvos de talco, a sentir la vida desde el primer minuto. Y tu niña, la protagonista, percibe la vida y la transmite directamente al corazón. Me ha gusta tu micro Carmen.
ResponderEliminarTienes razón, Carles, esas fragancias siempre nos evocan la presencia de un bebé. Me alegra que te guste el micro.
EliminarUn abrazo.
Precioso, Carmen, la ternura que desprende al leerlo la puedo sentir. Y nada mejor que el amor, para enseñar a una niña que ya muestra sus otros sentidos bien abiertos. Lo de melocotón, hace que tu relato parezca tener vida.
ResponderEliminarFelicidades.
Un abrazo.
Muchas gracias, Mila. Como ya he comentado, pensé en cómo transmitir lo que podía sentir un niño sin visión ante esa situación, y busqué el símil en una fruta de tacto suave y aroma agradable, y el melocotón cumple el objetivo.
EliminarUn abrazo.
!Hola Carmen!
ResponderEliminarUn tierno relato, tan dulce y amoroso como el hecho que rodea la acción, la llegada de un nuevo integrante a la familia, y qué bien lo narras y describes, con naturalidad y mucha emotividad.
Me ha gustado mucho la suavidad que dejas sentir en el reconocimiento táctil de su hermanita melocotón...
Una hermosa imagen familiar la que describes con tanto amor.
Feliz domingo y grata semana.
¡Hola, Harolina! Muchas gracias por este bonito comentario. Buenos días venideros también para ti.
EliminarRelato muy dulce, con ese melocotón tan metafórico al compararlo con las sensaciones de la protagonista al conocer a su nueva hermana. Perfecto y entrañable. Enhorabuena. Un beso.
ResponderEliminarGracias, Kirke. Este reto lo suponía difícil, sin embargo me gusta el resultado y la acogida de quienes lo habéis leído con tanta generosidad.
EliminarUn beso.
Carmen. Un micro muy tierno , describir las sensación al conocer a su hermanita. me ha encantado. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Mamen.
EliminarUn abrazo.
Carmen, te lo digo por aquí porque no sé por donde hacerlo. Muchísimas gracias por el enlace facilitado por el amigo David al libro de Tom Sharpe. Todo un detalle por tu parte que agradezco mucho.
ResponderEliminarUn beso Carmen. Gracias. Muack.
Me alegra que puedas disfrutarlo, merece la pena leerlo.
EliminarUn beso.