domingo, 10 de enero de 2021

ELISA

 


     

             Odiaba el mal olor del hospital, pero entrar en aquella habitación y percibir a mi madre por encima de todas las cosas, me devolvió la calma.

Solté la mano de papá y me acerqué a darle el ramo de rosas. Mamá ya olía distinta, sin embargo, en su abrazo estaba la ternura de siempre y sus besos seguían sabiendo a gloria.

 Estrechó mis manos en la caricia y las guio hacia el bulto que tenía en el regazo.

—Esta es tu hermanita Elisa. Vamos a conocerla con mucho cuidado, mi cielo, es una niña muy pequeña y necesita que seas delicado con ella.

Y con la yema de mis dedos la dibujamos despacio.  

—Aquí tiene la boca—me decía— y este botoncito es su nariz. Los ojos ahora están cerrados, ¡es una dormilona!

Mamá  la mostraba con una dulzura infinita, paseando la mano por la maravillosa piel recién nacida de mi hermana. ¡Qué olor  tan delicioso! Aún recuerdo la emoción al sentir sus diminutas manos en las mías y el tacto de la cabecita, suave como el pelo de nuestro gato.

Yo sonreía feliz. Ella, de pronto, lloró. Su llanto me recordó el maullido de Ron, pero mi niña era una fruta dulce, con la piel calentita y tierna como el pecho de mamá.

Entonces solo tenía seis años y desconocía muchísimas cosas, que también aprendí paseando los dedos despacio. Esa vez acerté de pleno:

— ¡Elisa es un melocotón!


                                                                                        © Carmen Ferro.




52 comentarios:

  1. Yo también creo que el resto de los sentidos permite a un invidente ver quizás con más clarividencia a las personas. Me ha encantado!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Baile. Los videntes aprendemos el mundo principalmente a través de la vista y el oído. Al plantearme el reto, me imaginé en la piel del niño invidente, que debe aprenderlo todo con los demás sentidos. Y así me resultó más sencillo.

      Eliminar
  2. ¡Hola, Carmen! ¡Qué ternura de relato! Me ha encantado sobre todo la naturalidad con la que los personajes llevan la ceguera de la pequeña, cómo esta es perfectamente capaz de usar el resto de sentidos, en realidad, los que más recordamos y nos unen de manera más estrecha. Oler, tocar, escuchar... son más que suficientes para recibir a su hermanita Melocotón. Estupendo aporte. Un abrazo!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Hola, David! El reto que nos has planteado no es fácil, así que imaginé cómo se sentiría un niño pequeño que no puede ver a su hermanita, y narrar ese momento inolvidable que sentimos al conocer a un nuevo miembro de la familia recién llegado al mundo.

      Eliminar
  3. Un relato dulce y sensible que me ha emocionado, Carmen. Un acierto haber comparado a la pequeña Elisa con un melocotón de piel aterciopelada y olor dulcísimo. ¡Enhorabuena, Carmen!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, Tara. He intentado transmitir la emoción del momento y me alegra que te haya llegado. Un bebé es, casi siempre, un melocotón.

      Eliminar
  4. ¡Qué bonito, Carmen! Pura ternura. Me ha encantado.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Marta. Donde pongamos un bebé la ternura aflora.

      Eliminar
  5. Precioso. Con la perfecta ternura de un niño criado con amor. Felicidades

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Juana. El amor es la base que ayuda a superar casi todas las dificultades.

      Eliminar
  6. Hola, Carmen.. Ya te lo han dicho: tierno. dulce, sensible... Una idea estupenda , un en foque distinto y una narración impecable hacen un magnífico relato.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Isan. Es cierto, plantear la historia desde la percepción de un niño me ha facilitado el relato.
      Un abrazo.

      Eliminar
  7. Pura dulzura. Un momento en la vida que seguro es imborrable. Un abrazo, Carmen

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Mirna. Una nueva vida siempre es un momento inolvidable y los bebés son pura ternura. Un abrazo.

      Eliminar
  8. Qué preciosidad de relato, Carmen. Qué tierno y qué bien escrito. Transmite muy bien esa sensación de que cuando no se dispone de la vista, el conocimiento puede ser más profundo. Nos limitamos a mirar y nos perdemos muchos matices.
    Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Rosa. El planteamiento del reto me parecía un desafío difícil, hasta que visualicé esta escena y la intenté percibir sin ojos.
      Un beso.

      Eliminar
  9. ¡Wow! Me ha conmovido la sensibilidad con la que narras esta historia tan sencilla y especial al mismo tiempo. Consigues emocionarnos con la forma que tiene la niña de conocer a su hermana. Muy logrado. ¡Enhorabuena!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, Matilde. Me alegra de verdad que se perciba la emoción en el texto, en este caso entonces logré el objetivo.
      Un abrazo.

      Eliminar
  10. Hola Carmen, su bebé melocotón, me sabe a cuento, es dulce, tierno, suave, jugoso con ganas de apretarle los mofletes, siempre que esté recién lavado jeje. La familia es un regalo. Gracias. Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Eso es, Eme. ¿Qué decimos cuándo vemos a un bebé tierno? ¡Me lo comería! Y el hermanito lo supo enseguida.
      Un beso.

      Eliminar
  11. Qué relato más conmovedor! Se percibe el amor de unos padres que han hecho lo posible por que su hijo no fuera ciego, porque aunque no viera, percibía las cosas mejor aún.
    Muy bueno!
    Un abrazo y feliz año!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Pepe. El amor siempre ayuda a facilitar la vida, más aun en las adversidades.
      Un abrazo y feliz y saludable año.

      Eliminar
  12. Ya de entrada, el apelativo "melocotón" que le atribuye la narradora en primera persona, en esa etapa infantil, describe muy bien la ternura con la que recibe el nacimiento de su hermanita.
    Toda la historia flota dentro de esta dulce atmósfera infantil donde las sombras desaparecen para dar lugar a la ternura.
    ¡Felicidades!
    Un beso, Carmen.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Estrella. Cuando intenté ponerme en la piel de un invidente de nacimiento, procuré huir del drama; he conocido personas con limitaciones físicas que me han dado lecciones de positividad. Y qué mejor que la infancia para expresar un relato desde la ternura. Me alegra sinceramente que te guste el resultado.
      Un beso.

      Eliminar
  13. Muy tierno tu micro, se puede oír la voz de esa niña hablando sobre como ve ella a su hermanita y la compara con un melocotón gracias al tacto de su piel.
    Un niño invidente aprende gracias a otros sentidos que suele tener mucho más desarrollados como en este caso el del tacto.
    Muy bonito Carmen
    Un abrazo
    Puri

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Puri. Es cierto, la falta de un sentido tan esencial como la vista obliga a agudizar otras formas de percibir la realidad. Y la ternura en una historia tan entrañable fluye sola.
      Un abrazo.

      Eliminar
  14. Un relato precioso, Carmen, dulce y tierno como un melocotón. Te ha quedado un micro redondo.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Bruno. La verdad es que enfocar la narrativa con el símil del melocotón, ayuda a contar la historia del complicado desafío que nos propone este reto.
      Un saludo.

      Eliminar
  15. Hola, Carmen.
    Qué dulzura de relato. Es muy bonito y enternecedor. Preciosas las emociones que desprende, el amor.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Irene. La situación del personaje es potente emocionalmente. Fluye con facilidad la ternura y el sentimiento de protección, ante un niño con una limitación esencial.
      Un saludo.

      Eliminar
  16. Te has pasado, en el buen sentido, con la ternura de tu relato Carmen. Esa toma de conocimiento a través del tacto y los olores está muy logrado, con los ojos del corazón y las manos de la niña. Bien expresado y sin empalago, directo y sincero. Saludos 🖐

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, JM Vanjav. Me alegra haberte transmitido la historia con empatía y positividad.
      Un saludo.

      Eliminar
  17. Había que escribir sin un sentido, pero has logrado que sintamos todos. ¡Felicidades!

    ResponderEliminar
  18. Un hermoso relato, lleno de frases sugerentes y palabras que evocan olores y sensaciones como las viviría una persona sin visión. Creo que has logrado algo muy bueno y muy tierno con tu relato. Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Ana por tu generoso comentario. Sinceramente, estoy satisfecha si he logrado, que en un texto tan corto, los lectores perciban lo que quería contar.
      Saludos.

      Eliminar
  19. Qué preciosidad de relato. Dulce como ese melocotón que es la hermana del protagonista.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  20. Una historia muy tierna. Me agrada la forma en que el niño puede descubrir el mundo y su familia se lo muestra, sin problemas. Buen relato. Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Cyn. Casi siempre es la familia la que nos enseña los primeros pasos, con paciencia y con afecto. Me alegra que te guste el relato.
      Un abrazo.

      Eliminar
  21. Tu relato me ha arrastrado a través de fragancia de nenuco entre polvos de talco, a sentir la vida desde el primer minuto. Y tu niña, la protagonista, percibe la vida y la transmite directamente al corazón. Me ha gusta tu micro Carmen.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tienes razón, Carles, esas fragancias siempre nos evocan la presencia de un bebé. Me alegra que te guste el micro.
      Un abrazo.

      Eliminar
  22. Precioso, Carmen, la ternura que desprende al leerlo la puedo sentir. Y nada mejor que el amor, para enseñar a una niña que ya muestra sus otros sentidos bien abiertos. Lo de melocotón, hace que tu relato parezca tener vida.
    Felicidades.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, Mila. Como ya he comentado, pensé en cómo transmitir lo que podía sentir un niño sin visión ante esa situación, y busqué el símil en una fruta de tacto suave y aroma agradable, y el melocotón cumple el objetivo.
      Un abrazo.

      Eliminar
  23. !Hola Carmen!

    Un tierno relato, tan dulce y amoroso como el hecho que rodea la acción, la llegada de un nuevo integrante a la familia, y qué bien lo narras y describes, con naturalidad y mucha emotividad.

    Me ha gustado mucho la suavidad que dejas sentir en el reconocimiento táctil de su hermanita melocotón...

    Una hermosa imagen familiar la que describes con tanto amor.

    Feliz domingo y grata semana.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Hola, Harolina! Muchas gracias por este bonito comentario. Buenos días venideros también para ti.

      Eliminar
  24. Relato muy dulce, con ese melocotón tan metafórico al compararlo con las sensaciones de la protagonista al conocer a su nueva hermana. Perfecto y entrañable. Enhorabuena. Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Kirke. Este reto lo suponía difícil, sin embargo me gusta el resultado y la acogida de quienes lo habéis leído con tanta generosidad.
      Un beso.

      Eliminar
  25. Carmen. Un micro muy tierno , describir las sensación al conocer a su hermanita. me ha encantado. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  26. Carmen, te lo digo por aquí porque no sé por donde hacerlo. Muchísimas gracias por el enlace facilitado por el amigo David al libro de Tom Sharpe. Todo un detalle por tu parte que agradezco mucho.
    Un beso Carmen. Gracias. Muack.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegra que puedas disfrutarlo, merece la pena leerlo.
      Un beso.

      Eliminar

LA DAMA AURIENSE

      Cuentan  los que saben de estos cuentos, que a la misteriosa dama se le puede ver cabalgando, a lomos de un hermoso corcel blanc...