Comienza la nueva temporada del Tintero de Oro con un reto de cine: un microrrelato con título de película.
El
atardecer en Orán tiene un color especial. La bahía se iluminaba de sol en
retirada cuando pisé África por primera vez.
Dos días después me despedí con desgana de aquella ciudad, mágica, desperezándose
bajo la luz oriental que la pinta de tonalidades africanas.
Recorrimos
el borde del continente en autobús,
hacia Tipasa. Llegamos cuando anochecía sobre un espejo de luces. Al día siguiente, abrí la ventana del cuarto
de un hotel encallado en el tiempo, y contemplé su mar. Entonces comprendí el verdadero
significado de la palabra turquesa.
Paseamos
por las calles que transitó Camus. Éramos dos extranjeros, agarrados de la
mano, en un mundo de mezclas de pasado y presente. Deslumbrante.
Entre las ruinas de una ciudad que se desmorona hacia el mar, quisimos casarnos una tarde, sin más ceremonia que el juramento de amor eterno escrito en las miradas, y aquellas piedras históricas como únicos testigos.
Celebramos la pasión en un lugar poco recomendable de Argel, la ciudad que una vez fue tan francesa como mis padres. De aquella supuesta gloria aún quedan algunas herencias. Y la librería donde mi padre compraba historias, ahora de nombre árabe, como su dueño.
La
fascinación nos esperaba en Constantina. Majestuosa en su paisaje de piedra, con su gloria pasada esperando vernos cruzar sus
puentes.
Todo eso
pasó antes de perderme en una ciudad desenterrada del manto protector de la
arena: Timgad. Ahí me quedé varada.
Despierto sudorosa. Grito tu nombre.
—Estoy aquí, amor—me calmas.
Apesta
a suero medicinal.
© Carmen Ferro.
¡Qué maravilla de pequeña-gran historia sensorial! Una delicia cromática, Carmen. Me ha gustado mucho que en la trastienda del romántico lirismo se asome la enfermedad en solo dos palabras finales.
ResponderEliminarConozco Argelia bien, sus luces y sus sombras y me ha parecido una buena elección como escenario para contar sobre tu particular “Memorias de África” sin ceñirte literalmente a la historia.
Un fuerte abrazo.
Gracias, Isabel. Me alegra saber que conoces los escenarios, y te gusta el resultado de este viaje interior.
EliminarDeseando conocer tu novela. Te deseo mucha suerte.
Un abrazo.
Qué bonito y qué evocador. Unas preciosas memorias de África aunque nada tengan que ver con las de la baronesa.
ResponderEliminarUn beso.
Gracias, Rosa. Siempre tan atenta y generosa. Precisamente el reto va de eso: desviarse del guion original. Me satisface saber que el objetivo está conseguido.
EliminarUn beso.
Felicidades por tu micro, nos trasladas a África y somos capaces de ver y sentir el tono y color de su tierra con tus palabras. Fabuloso final. Enhorabuena!
ResponderEliminarGracias por venir, leer y dejar este amable comentario.
EliminarUn saludo, Imágenes.
Hola Carmen, una delicia de historia, las bellas imágenes se derraman entre tus letras contando una historia de amor en un lugar increíble y luego ese final que dice tantas cosas. Me gustó mucho.
ResponderEliminarMuchas gracias, Ana. A veces la imaginación viaja y nos trae recuerdos imborrables.
EliminarUn saludo.
¡Hola, Carmen! ¡Pedazo de micro! Me ha sorprendido cómo has recreado esos lugares, esa minuciosa descripción con los cinco sentidos como apunta Isabel, y eso es algo que en un micro donde la brevedad manda, parece complicado. Pero lo haces y, además, consigues que además sea parte de la historia con ese hachazo final que redimensiona lo leído hasta ese momento. Solo con cuatro palabras giras por completo la historia. Excelente! ¡Ah! Así entre nosotros, a puntito estuve de elegir Memorias de África como una de las novelas para las cinco ediciones del concurso de este año. Un abrazo!
ResponderEliminar¡Hola, David! No sabes cuánto agradezco que hayas traído este reto después de las vacaciones. Tenía las neuronas achicharradas y esta idea ha sido como una lluvia mansa.
EliminarHasta a mi me ha sorprendido este relato, que fluyó como un regato amable del que brotaron las palabras con la suavidad de la caricia en la mano de un enfermo.
Un abrazo.
¡Hola, Carmen! Tu micro debería estudiarse en las escuelas. ¡Gracias por transportarnos a Argelia, país que no conozco pero ahora muero de curiosidad por descubrir! Y, como dicen los compañeros, en solo cuatro palabras nos despiertas del sueño... ¡fantástico! Un abrazo desde la Buhardilla de Tristán.
ResponderEliminar¡Hola, Javier! Ay, que me ruborizas... Simplemente a veces, nos fluyen las ideas y las palabras adecuadas se asoman. Entonces es cuando se siente y se disfruta de la magia de crear. Esta vez pasó.
EliminarUn abrazo.
Muy lindo microrrelato, y el final inesperado. Un saludo.
ResponderEliminarGracias por tu visita y el comentario, Cyntia.
EliminarUn saludo.
Hola, Carmen. Tu historia es un puro goce visual. Con la guía de tus manos, hemos acompañado a la protagonista en su viaje interior, deslumbrándonos con tantos y tan bellos escenarios. Y esa vuelta de tuerca final es maravillosa. Te felicito.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias, Bruno. Me satisface que hayas captado el paisaje de ese viaje interior.
EliminarUn abrazo.
Me gusta mucho el relato. Y es bajo este ambiente de magia del cine , donde la magia de tu escritura evoca la frase de Federico Fellini : « Nuestros sueños son la única vida real». Con la maestría de una buena ilusionista se muestra el giro final señalando donde empieza y donde se confunde sin acabar el ejercicio de prestidigitación que acabas de proponer.
ResponderEliminarEn esa clave, me permito sugerir una posible variante en el final :
1 - Suprimir la frase : "Despierto sudorosa" (EMDO, me gusta más)
2 - Cambiarla de lugar tal que así :
Grito tu nombre.
—Estoy aquí, amor—me calmas.
Despierto sudorosa.
Apesta a suero medicinal.
Y ya puesto en plan tiquismiquis Hay una "locución prepositiva" que tal vez se pudiese evitar (si alguien me corrige, quedo más tranquilo ;-)) quitando la "a".
hacia "a" Tipasa.
Todo lo dicho debe ser entendido desde mi satisfacción por la lectura de este relato, que reitero que me parece magnífico y más como micro.
Gracias por el aporte y un abrazo de reencuentro
Muchas gracias, Javier. Siempre es una suerte tener un lector observador. Mira que he repasado el texto varias veces, lectura en voz alta... todos esos rituales que se hacen antes de pulsar "publicar", pero siempre aparece un gazapo que tu no has visto. Por eso es de agradecer que en el grupo aparezca el generoso comentario de un compañero que lea el texto del relato en plan "tiquismiquis", y te apunte los fallos.
EliminarValoré ese cambio en el final, pero se resiste y va a permanecer así. No desvelo el motivo (para respetar la interpretación de los lectores que pasen a leer este micro) pero es que me salió del alma, tal cual.
Un abrazo sinceramente agradecido.
Decisión correcta la de la autora, sin duda. Un abrazo
Eliminar¡Qué precioso, Carmen! Qué gran historia, qué bien contada y qué final. Me ha gustado muchísimo. Felicidades.
ResponderEliminarMuchas gracias, Marta. Me alegra mucho la buena acogida del relato. Estoy satisfecha con haber conseguido trasmitir tanto en tan pocas palabras.
EliminarUn abrazo.
Bello, maravilloso y lleno de emociones sensoriales que se transmiten en todo el micro. Gusto en saludarte.
ResponderEliminarMuchas gracias por leerlo y dejar tu comentario.
EliminarUn saludo.
Hola Carmen, un micro hermoso, que nos hace protagonistas de esos paisajes y lugares que tan bellamente describes.
ResponderEliminarBien podrías escribir una novela y titularla "Memorias apasionadas".
Sorpresivo ese final que nos despierta a todos, aunque no sudorosos ni con olor a suero medicinal por suerte, ja, ja. Ese "Estoy aquí, amor", suena a gloria y provoca la misma paz que ella siente.
Me ha encantado tu micro. La película la vi hace tanto que ni la recuerdo, solo que es muy larga.
Que disfrutes el fin de semana.
Muchas gracias, Harolina. De esta historia se podría escribir una novela, sin duda. Quizás con el tiempo me atreva a pasar del formato corto.
EliminarSi ya no recuerdas la película, y tienes una tarde de esas de sofá para relajarte, te recomiendo te dediques esas horas para disfrutarla. Más allá de una historia de aparente romanticismo, también hay otros matices muy interesantes.
Un abrazo.
Es maravilloso este relato y la maestria con la que lo haz creado, no conozco ese continente y mucho menos Argelia, pero tal como lo describes nos trasladas a ese ambiente del norte de africa de manera sutil
ResponderEliminarMuchas gracias, Jose. Me alegra que te guste este viaje. Te sugiero que hagas una visita virtual siguiendo el itinerario del relato, es todo un descubrimiento.
EliminarUn saludo.
Brillante y excelso micro onírico!! Enmarcas con una narrativa plena de detalles de los paisajes que guardas en tu retina, como momentos adorables impregnados de sutil erotismo. Una conjunción maravillosa, con un estupendo remate final. Un cálido saludo
ResponderEliminarMuchas gracias, Daniel. Este reto exigía brevedad y el final llegó demasiado pronto. Había que abandonar la escena en pocas palabras. Contenta de que te haya gustado.
EliminarUn saludo agradecido.
Hola, Carmen. Un contrapunto excelente entre la vida y la muerte. Ese final es magnífico. Nos cambias el clima y nos dejas bajo el aguacero de una realidad tremenda. Un abrazo
ResponderEliminarHola, Mirna. Muchas gracias por tu amable comentario. Satisfecha de que ese remate final tenga buena acogida. Surgió como una chispita que se iluminó de repente.
EliminarUn abrazo.
Hola, Carmen! Bueno, memorias sí que son, y además de África. A mí, ese título me trae la magnífica banda sonora, una evocación fantástica que he ido sintiendo mientras leí tu magnífico relato. Realmente bello y genial y con giro final incluido, de esos que te destrozan la cabeza. Te felicito!
ResponderEliminarUn abrazo!
Gracias, Pepe. Tu comentario es una alegría, pero me preocupa ese destrozo, tu cabeza es muy necesaria.
EliminarUn abrazo.
Hola, Carmen. Con la narrativa tan bien descrita de tu micro; y la música de la película, que me parece de lo más evocadora, sonando en mi mente; creo que me he ido hasta allí y eso que el calor no es lo mío. Saludos 🖐🏼
ResponderEliminarHola, JM. Me alegra que hayas disfrutado el viaje mental.
EliminarUn saludo.
Hola, Carmen. Me ha encantado tu historia , como está escrita y descrita. El final triste, melancólico como en la película y muy inesperado también, pero queda genial. Enhorabuena.
ResponderEliminarMuchas gracias, Pedro. Me satisface que el relato te evoque la sensación de la película.
EliminarUn saludo.
Pues tu protagonista también tiene unos bonitos recuerdos de África, aunque sea más al norte que el África de la baronesa.
ResponderEliminarGeniales descripciones. Enhorabuena.
Un beso.
Muchas gracias. África, maravilloso continente en toda su extensión.
EliminarUn beso.
Maravillosa historia la que nos cuentas, Carmen. La narrativa es tan sensorial que todo en ella te llega como una caricia en el alma. Hasta ese doloroso final. Me ha encantado.
ResponderEliminar¡Felicidades!
Gracias, María Pilar. Qué bonito lo que dices.
EliminarUn abrazo.
Muy buen Micro, Carmen. Un gran uso de los sentidos que nos hace navegar por un paisaje fascinante en tus letras. Con ese olor final que hace que dejemos de volar por los recuerdos para mantener nuestros pies anclados en la tierra. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Carles. Es una satisfacción que comentes que, al leer la historia, puedes percibir esas sensaciones sensoriales.
EliminarUn abrazo.
No solo merecen la pena las memorias de África de la película. Las que tú nos aportas me parecen magníficas. Gracias.
ResponderEliminarMuchas gracias, Macondo, por tu generoso comentario.
EliminarUn abrazo agradecido.
Hola amiga Carmen, ay que nostálgica, romántica a no más poder (por cierto, autora de historias románticas, así te sentí conforme te leía). Pero, triste, sería que ya estaba sugestionada por el final de memorias de África que intuía el final dramático. Pero es muy buena la historia. Disfruté con ese lirismo sello de la casa describiendo los lugares de ese ardiente continente. Gracias. Un abrazote de jueves.
ResponderEliminarHola, Emerencia. Gracias a ti por este comentario. Disfruto con la narrativa, más cuando sale de adentro, como en esta ocasión. Entonces el lirismo me posee.
EliminarUn abrazo, de viernes.
Me ha encantado el paisaje que describes en tu micro, que es un relato muy romántico con final inesperado.
ResponderEliminarBesos.
Gracias, Cochi. Me alegra que hayas disfrutado este viaje.
EliminarUn beso.
Beautiful blog
ResponderEliminarPor un rato viajé entre maravillosos paisajes descriptos con maestría, casi acunada en una gama de sensaciones como las que puede brindarnos la naturaleza. Súbitamente caí en la vida del ser humano que si bien puede disfrutarla un tiempo, no pertenece totalmente a ella. Me conmovió el dolor. Mis felicitaciones. Un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias, Juana. Me alegra saber que has sentido así el viaje.
EliminarUn abrazo.
Incluso en los momentos más delicados de nuestra existencia, los gratos recuerdos del pasado nos pueden invadir de tal modo que los vivimos en presente. Nos has contado una historia que no puede dejar indiferente a nadie con un mínimo de sensibilidad. Yo la he disfrutado de principio a fin, un fin, por cierto, doloroso.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias, Josep. Coincido contigo: Los recuerdos agradables son un bálsamo en los momentos difíciles. La vida es un viaje del que solo nos llevamos los paisajes que hemos transitado.
EliminarUn abrazo.
Hola, Carmen. Un relato elegante y fino, evocador de una experiencia vivida que actúa como bálsamo en compañía del amado. Has trasmitido amor en un marco bellamente dibujado. Felicidades.
ResponderEliminarHola, Isan. Gracias por este comentario tan bonito.
EliminarUn abrazo.
Te ha quedado un texto lleno de romántico lirismo; con evocación ensoñada nunca mejor dicho, durante el duermevela de esa enfermedad que convulsiona recuerdos entrañables donde se fue feliz. Es un final con drama pero a la vez balsámico, gracias a la fidelidad del amado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Francisco. He disfrutado escribiendo este relato, y estoy muy agradecida a vuestra respuesta tan generosa.
EliminarUn abrazo.
Sería muy injusto desmerecer a nadie pero es uno de los relatos más bellos de este estupendo reto propuesto por David. Memorias de África es una película de ensueño: Recuerdo el regalo de Dennys (Robert Redford) a su amada cuando le enseña a pilotar una avioneta para divisar juntos la belleza de esta parte prodigiosa de la geografía africana. Las palabras textuales de Karen ante tal ofrenda fueron las siguientes: "Un regalo increíble, la visión del mundo a través de los ojos de Dios y yo me dije, si ya comprendo, así es como debe ser".
ResponderEliminarHas recogido el espíritu del filme y lo has convertido en un relato de seda.
Felicidades, Carmen.
Muchas gracias, Miguel. Tu comentario es muy generoso. Sin duda, el espíritu de la película me ha poseído a la hora de escribir el relato.
EliminarUn abrazo.
Hola Carmen, me he prendado de la lectura, me deslizo sobre un helado de vainilla, que tiene final amargo; reconozco los elementos, que sugiere el título, y recreas en pocas palabras toda la atmósfera de una novela fantásticamente escrita. Genial, un gran abrazo.
ResponderEliminarHola, Mik. Qué símil tan bonito utilizas: helado de vainilla. Es genial.
EliminarUn abrazo.
Hola Carmen, tú relato es muy romántico y evocas muy bien el paisaje y la historia familiar. No conozco África, posiblemente nunca la conozca. La he sentido siempre tan misteriosa, la cuna de la humanidad, su historia me apasiona. Siempre he amado África, y a veces, mea culpa, hasta la he compadecido por todo lo que ha sucedido allí. Con tu micro me he adentrado un poco allí y la he visto hermosa como siempre, pero también sufrida. ¡Éxitos y bendiciones!
ResponderEliminarHola Carmen
ResponderEliminarNos describes en tu historia un bonito paseo por África con el amor como telón de fondo.
El final totalmente inesperado
Un abrazo
Puri