domingo, 15 de septiembre de 2024

NIEBLA

     

 


Este relato está escrito para participar en reto de septiembre propuesto por  VadeReto de escribir sobre LA SOLEDAD



NIEBLA

Sé que esta mañana nadie me traerá el desayuno a la cama, como hacías los domingos durante tantos años. Salgo de casa temprano y me pierdo en la niebla que envuelve las calles casi vacías, para no asfixiarme en la melancolía de la ausencia que devora el aire que me rodea. Todavía no han apagado las farolas del barrio, que apenas alumbran las aceras que me llevan hacia el café Melodías.

Cuando llego, Josefa me saluda, tan cariñosa como siempre, y me trae a la mesa las tostadas con jamón y la taza de café cargado —con cafeína hasta el borde porque el corazón lo tengo destrozado y así siento que aún palpita—, un vaso de agua y el jornal del día.

Nuestra amiga me sigue tratando como a un hermano. A veces, tengo la sensación de que este lugar alivia mi pena, por eso seguiré viniendo a desayunar aquí hasta que me abandonen las fuerzas. 

No sé porque leo el periódico mientras como, si los diarios solo cuentan malas noticias y eso no es lo mejor para comenzar el día. Tenías razón cuando me decías eso. Sin embargo, sigo leyendo las esquelas después de echarle el vistazo a los titulares de la primera página. Mis manías no han cambiado en estas cosas y ahora cada vez es más frecuente encontrar un nombre conocido en esos cuadraditos enmarcados en tinta negra. Aunque confieso que fui incapaz de leer la tuya.

Nunca me he arrepentido de que no hubiésemos tenido hijos. En eso, sigo pensando lo mismo de siempre: la descendencia no es garantía de nada, tampoco de sentirnos menos solos cuando llegamos a viejos.

        Regreso a nuestra casa, con las mismas ganas que lleva el convicto a la soga. La niebla se ha convertido en una fina llovizna que barniza el empedrado de las aceras. Me paro un momento en la frutería de José para comprar manzanas y peras. Sí, peras, aunque te extrañe. No es que ahora me gusten, pero me agrada ver en el frutero tu fruta preferida. A veces, hasta me como alguna en la cena, ¿qué te parece? Serán antonjos de un viejo que navega en la nostalgia.

            Hoy iré a comer al restaurante de Lola, como hacía antes contigo. Sigo comiendo allí el cocido de los domingos, aunque ahora como un poco menos y no es porque me falten más dientes. El resto de la semana lo hago en casa, me cocina la mujer que me ayuda en las tareas.  No te preocupes, me alimenta bien, hace lo que debe y es respetuosa. Y yo sigo siendo un hombre de orden, que en eso no he cambiado nada.

            El perro sigue por aquí, pero ahora duerme en nuestro cuarto. No se sube a la cama, lo has dejado bien enseñado, pero le permito que se acurruque en tu sillón. Lo he cubierto con una tela para que no se peguen los pelos a la tapicería. Al final, las cosas se quedan cuando nos vamos, y pienso que es mejor que disfrute Niebla del sillón que el sujeto que lo compre cuando yo también haya muerto. Ya sé que lo consiento demasiado, pero es la única compañía que me queda.

 

                                                                     © Carmen Ferro.   

viernes, 6 de septiembre de 2024

EL REINO DEL ENREDO

 


 

          

En el reino de las fábulas, pájaros cantores vuelan saltando de rama en rama, ambientando con sus trinos el bosque de mentideros con ficticias melodías, sin reparar que en sus picos portan el oro del rastro que engorda la rica hacienda de los dueños del cotarro.

           Hadas, brujas, hechiceros, señores y vasallos, disfraces maravillosos, vendedores de espejismos, trileros, pícaros y tramposos transitan por los caminos en busca del mejor sitio donde plantar el mensaje que atraiga a muchos mosquitos.

         En algún lugar del reino, don Juan tienta a doña Inés. Mientras, en una alcoba lejana, la cándida ilusionada espera tejiendo nubes de algodón en su almohada. Mas, el señor sin corazón busca a otra más lozana, que le entregue con pasión la bolsa de los caudales que guarda.

Un inocente Romeo arriesga su vida en vano, encaramado al balcón de una Julieta sin alma. El buen hombre se ha enredado en el cuento de su amada, que dice penar encerrada en una cárcel dorada. Ella, si poder pudiese, escaparía volando a refugiarse en sus brazos, pero oculta al cándido enamorado que ha de morir esperando.

El avispado Aladino sobrevuela el territorio, buscando la lamparita que le cumpla los deseos solo con frotarla un poco.

Ranas, princesas y sapos vestidos con ropa cara muestran hermosos paisajes y platos de ricas viandas, en busca de seguidores que les sufraguen con likes los estupendos viajes que solo verán en pantalla.

Trovadores, vendehúmos, prosa y poesía sincera, amor del bueno y del malo, bufones y plañideras…

Toda la fauna y la flora del Reino de los enredos navega los anchos mares entre cantos de sirena.

 


                                                                     © Carmen Ferro.   

martes, 3 de septiembre de 2024

EL CAMINO ENCANTADO

 


 ESTA ES UNA HISTORIA DE ENCUENTROS MÁGICOS

Quienes peregrinan a Santiago de Compostela cuentan que en el Camino se siente una magia especial. Como mágico ha sido el encuentro de los 17 autores que hemos creado el hilo de papel con el que, desde diversos puntos geográficos, se ha tejido este libro solidario:

                 Antología de Relatos Cuentistas Ilusionados

Una colección heterogénea, cuyos beneficios se destinan a la financiación de los estudios de enfermería de chicas sin recursos y con talento, que viven en zonas rurales de la India donde la pobreza es extrema. En colaboración con

                             https://proyectopanchsheel.org/

               

Así comienza el relato de mi autoría, que cuenta las aventuras de unos peregrinos que en el Camino se encuentran con seres que nunca podrán olvidar: 

En las sombrías fragas de los bosques, en cuevas y manantiales, en los ríos que surcan el rostro de Galicia, hay una Dama al acecho del caminante para regalar su bondad o castigar con sus maleficios.

Las maestras del encantamiento juegan con las debilidades humanas mediante trucos aprendidos a través de los siglos.  A veces, son el viento silbando canciones desconocidas y la lluvia que azota la tierra sin piedad. Otras, el sol de justicia que tortura al peregrino con visiones imaginarias o la bruma de la duda que flota en la sutil frontera de dos mundos contradictorios, donde la fantasía camina de la mano de la realidad.

Quizá es por eso, que casi nadie reconoce haberse encontrado con alguna de esas meigas.  Hay quien ni lo sabe, pero la mayoría oculta la experiencia para no reconocer que se han dejado seducir por el hechizo de su encanto, o por el miedo a perder el aura de la buena suerte que les ha transferido su magia.

Bueno es saber, que los que tengan el privilegio de verlas no deberán distraerse demasiado en las apariencias con las que se presentan, ni olvidar que son ellas las que eligen a quién mostrar su favor o lo contrario.

Es lo que le pasó a Raúl, aunque él nunca lo reconocerá.

Hacía el hombre el Camino de Santiago, agotado por la dureza del calor de un verano implacable, cuando se refugió bajo la sombra de un tejo milenario. Entretenido con el incesante corretear de las hormigas, se fijó en el resquicio de una brecha entre las piedras por donde los insectos desfilaban hacia algún lugar. Comprobó que el tamaño de la abertura era suficiente para colarse y, sin poder resistirse, entró a curiosear.

—Esto es una alucinación— se dijo asombrado—. ¡No puede ser verdad!

Tras las piedras, los restos de un castro celta permanecían intactos al paso del tiempo. Lo extraño del lugar era...

 

Si te apetece saber cómo sigue el cuento y conocer 25 historias más

https://libro.link/p/cuentistasilusionados


         © Carmen Ferro 2024


 

                                                                                 






NIEBLA

         Este relato está escrito para participar en reto de septiembre propuesto por    VadeReto   de escribir sobre  LA SOLEDAD NIEBLA ...